miércoles, septiembre 27, 2006

Discos Indispensables III

RIDE HARD, RIDE FREE


Comenzando los años noventa, la escena Heavy Metal más pura se veía algo disminuida cuando MTV irrumpía con fuerza sacando al aire grupos de juguete, modas pasajeras y considerando además que ya había pasado un par de años en que las bandas emblemáticas del género no lanzaban nuevo material que nos remeciera el cogote como solía ser. Sin embargo, cuando la preocupación se respiraba en el ambiente, los reyes del cuero y el metal, de la tacha y el acero, el icono del Heavy Metal en su más pura expresión, Judas Priest, nos azota en 1990 con el tremendo disco llamado Painkiller, su trabajo número 15 entre estudios y registros en directo, lanzado por Columbia y bajo la producción de Chris Tsangarides.

El Sacerdote Judas venía rengueando y aún golpeado de las duras críticas que habían recibido sus dos discos anteriores – Turbo y Ram it Down (discazo por cierto)- sin embargo, regresaban dispuestos a retomar el sitial que en algún momento se vio amenazado por una mala racha que a cualquier grande se le puede atribuir. De esta manera la dupla de 6 cuerdas Tipton - Downing, el bajo de Hill y la voz de Halford entraron al estudio reclutando a quien sería el gran acierto y sin duda el responsable del nuevo sonido de Priest, el baterista Scott Travis, un animal, una verdadera máquina tras los tarros.

Siempre he dicho que cuando un baterista entra a un grupo este debe ser presentado como corresponde, mostrando desde el primer segundo aquello que los fans pueden esperar. Y esta no fue la excepción, apenas pones play una ráfaga de redobles, dobles bombos y platillos entran directo al cerebro diciendo te voy a moler la cabeza durante los próximos 46 minutos. Todo esto acompañado del demoledor sonido de las guitarras que nunca antes habían tenido. Así el primer corte, Painkiller, que le da el nombre al disco, deja claro que otra vez Judas daba un paso más que sus contemporáneos extendiendo el límite de una corriente que sigue manteniendo la esencia de sus raíces.

Sin dar respiro, de inmediato nos contraatacan con Hell Patrol, mi tema favorito en esta placa. Travis sigue mostrando toda su solidez y manejo técnico donde la sencillez de la base de caja y doble bombo entregan el peso suficiente para que las guitarras acompañen de manera perfecta la interpretación fantástica de Halford. El bajo, como siempre sucede en los discos de esta banda tiene un perfil menor pero por eso no menos importante, cosa que no sucede en vivo, donde el poder y peso de Judas pasa justamente por la férrea pared que impone Ian Hill en las 4 cuerdas. “Terrorize you, Pulverize you, Gonna cut to the bone as you groan and they'll paratamize you”…el mensaje es claro y preciso.

No hay lugar a interpretaciones, apenas 7 minutos fueron suficientes para afirmar que Painkiller es la gran placa de aquel año, no cabe duda que Judas Priest sigue marcando pauta después de casi 20 años de carrera en ese entonces con muchos clásicos y grandes trabajos a sus espaldas. Y simplemente no dieron tregua, la seguidilla de temas diabólicamente elegantes y destructores no se detienen ante nada, dejando el eco del choque de metales en el aire como fuertes estruendos de magnificencia. All Guns Blazing y Leather Rebel son el puente perfecto para el ataque frontal de Metal Meltdown. “Here comes the Metal Meltdown, Run for your lives, Can't stop the Metal Meltdown No-one survives”. Esa es la consigna, un disco sólo para iniciados, para quienes llevan el cuero y el metal, la tacha y el acero en las venas y el corazón.



Luego viene lo que para mi es una segunda parte, con melodías más “tranquilas” pero sin dejar de aplastar. De esta manera podemos distinguir a la gran Night Crawler, con una magistral interpretación de Mr. Halford nos indica que todo se dirige derecho al infierno, mejor no mirar hacia atrás y simplemente tener cuidado con la bestia que seguirá amenazando durante 4 temas más. Este corte tiene sin duda dos notables características, la primera es la interpretación vocal que entrega una atmósfera aterradora la cual está acompañada de juegos de guitarra y cambios de ritmo que no hacen más que armar un escenario infernal en un tema que no es precisamente violento ni rápido, pero que entrega los elemento necesarios para convertirse en un clásico del metal.

Siguiendo en la misma línea melódica viene la inquietantemente titulada Between The Hammer & The Anvil, simplemente imaginarse estar en esa situación grafica lo que el disco nos da. Todo el armamento de guitarras es espectacular, sendos solos de Downing y Tipton no hacen más que confirmar porque es considerada una de las duplas más sólidas en la historia del Heavy. Una oda a la técnica de las 6 cuerdas.

El disco continúa con Touch Of Evil, Battle Hymn y One Shot At Glory, cerrando de manera magistral, gloriosa y con elegantes toques de maldad un trabajo que fue la pauta para las grabaciones heavy metaleras de la vieja escuela en la década pasada. No cabe duda que Priest encontró la formación perfecta para entrar como los reyes que son y gritar al mundo que el Heavy Metal jamás se vería vapuleado por la presencia de banditas de juguete, seudo depresivas catapultadas por la pantalla chica. El Sacerdote es una escuela y su palabra es ley lo cual quedó impregnado en 1990 con Painkiller. Judas habló fuerte y golpeado…palabra que es verdad.


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2 comentarios:

Anónimo dijo...

brillante, no esperaba otra cosa de ud!

Hernán B. dijo...

Painkiuller es una maravilla con todas sus letras, sin duda un disco redondo y perfecto... saludos y felicitaciones por el review