jueves, abril 19, 2007

Jethro Tull en Chile: El campesino lo hizo de nuevo - 18 de abril de 2007

noche, la banda escocesa de rock progresivo, Jethro Tull, se presentó por quinta vez en nuestro país y produjo lo de siempre: un público transversal tanto en edad, estilos y condición social que repletó el renovado Teatro Caupolicán con un fervor y admiración por los británicos que cumplen 40 años de carrera musical, record que podría ser compartido con muy pocos, entre ellos Los Jaivas y los Rolling Stones, claro que Jagger y compañía no pueden alardear de ser una carrera ininterrumpida.

Bueno, pero no nos desviemos, a 20 minutos del inicio del show el teatro ya lucía bastante lleno. El escenario, como siempre, denotaba la sencillez de una banda que se destaca estrictamente por lo musical dejando la parafernalia escénica de lado lo que ha sido una constante en todas las presentaciones en Chile y en su carrera en general, matizada en su primera década quizá por la excentricidad del vestuario que usaban en los sesenta - setenta.

Pasado las 21 horas se apagaron las luces e inmediatamente el respetable le da la bienvenida sincera, admirada, fanática a Ian Anderson y a su eterno compañero de las 6 cuerdas, Martin Lancelot Barre, quienes abren con el espléndido blues ‘Someday The Sun Won’t Shine For You’ corte del álbum debut de Jethro Tull, “This Was” en el ya lejano 1968. Fue un comienzo melancólico, lleno de recuerdos y magistralmente interpretado en una muestra que nos depararía un recital altamente acústico.

Luego un clásico por donde se escuche, un tema que la verdad no esperaba disfrutar esa noche, uno de mis favoritos por cierto. Gatillaron con la exquisita Living in The Past, tema de 1972 perteneciente al disco homónimo. Claro que habría preferido la versión mas dura, de esas que uno suele encontrar en las desempolvadas imágenes en DVD con recitales de hace 30 años atrás, pero esta no le quitó ningún mérito a la emoción que se imprime en cada nota. Además era la tónica de esta presentación.

A continuación la etapa más campestre de la banda con Songs From The Wood y ‘Jack In The Green, rematando con el corte que da nombre a uno de los discos mas intensos de su carrera la notable Thick as a Brick. A estas alturas el Caupolicán se venía abajo, la gente aplaudiendo de pie y todo el recato se perdió para dar rienda suelta a una fanaticada fiel a unos de los músicos de rock más respetables de la historia contemporánea como los es Ian Anderson.

La etapa jazz con el corte Bouree para dar paso a un sueño dulce con Sweet Dream otro excelente desempolvado del año 1969, que sirvió de aperitivo a una instrumental claramente hecha para el lucimiento de los rockerísimos rifs de Barre quien formando un dueto espectacular con la violinista norteamericana, Anne Marie Calhoun, hicieron gala de solos en conjunto y conversaciones de cuerdas acompañados de manera sólida y perfectas por hermosas y complejas figuras musicales de Doane Perry tras la batería, John O’ Hara en los teclados y David Goodier en el bajo, quienes parecían ser la más sólida defensa de cualquier equipo de futbol inglés dando la tranquilidad para el lucimiento limpio e impecable de sus delanteros.


Hora de Superclásico

“Ahora vamos a tocar la canción más famosa de nuestra carrera” dijo Anderson, y comenzaron a sonar las reestructuradas notas para la versión 2007 de ‘Aqualung’, en una onda súper sinfónica y una suavidad desconocida si la comparamos con la fuerza que despliega la versión original o con el recuerdo que me trae la interpretación que hizo Anderson con su banda de apoyo en la gira solista del 2005 en el Court Central, que habría hecho temblar a la banda de heavy metal más extrema, así y todo el auditorio, una vez más, se conmovió y no quedó otra que aplaudir a rabiar y de pie semejante obra de arte.


Un tema hecho para el musical “Amor sin Barreras” llamado America hizo de bajativo al plato principal para luego rematar con My God, tema del disco de 1973, Aqualang, placa que ha entregado la mayor cantidad de clásicos en la historia de la banda y que en su edición remasterizada cuenta además con una interesante entrevista a Ian Anderson.

El público a estas alturas estaba absolutamente entregado y rendido a los pies de la banda, que si bien, en esta oportunidad presentó un sonido de menor calidad que en otras ocasiones, no opacó en lo absoluto la atmósfera ni la complicidad entre músicos y oyentes. Una química como pocas considerando la transversalidad y la diferencia de estilos entre el público que en definitiva se unen bajo una sola bandera, la del campesino Jethro Tull.

Una vez en que la comunicación era inquebrantable se vino la última parte del espectáculo, se dejó caer un hit de los años ochenta Budapest del disco “Crest Of A Knave”, álbum con que ganaron el Grammy en 1988, compitiendo entre otros con Metallica que en esa época rompía culos. De ahí a la recta final con un TE-MA-ZO, una especie de bis en el que el público enloquece y agradece con creces poder escuchar algo más. O´Hara comienza a digitar sus primeras teclas e introduce ese himno tremendo llamado ‘Locomotive Breath’, perteneciente también al Living in the Past con el cual comenzaban a despedir el idilio amoroso que duró casi dos horas y que para efectos del respetable se podría haber extendido fácilmente el doble de la jornada. Señor Anderson, venga cuando quiera, será siempre bienvenido.

Nota a parte es la diferencia que marcó la productora del evento, Océano, al menos a mi nunca me había tocado poder disfrutar de una cerveza helada comprada en el mismo recinto, y vaya que se hace grato estar frente a una gran banda de rock acompañado de los amigos y matizando todo ese cuadro con una, otra y la última cerveza antes que termine el recital. Felicitaciones por eso.

Luego caminamos directo al bar por las últimas....ehhh 4 botellas de litro. ¡¡Salud por Jethro y el Rocanrol!!

jueves, abril 05, 2007

Aún me desvío del camino por una pilsen y un completo”


  • Artista: Mario Rojas & the Flaiting Project
  • Álbum: Sartén de Estrellas.



Mario Rojas, fue uno de los gestores del primer grupo de rap chileno De Kiruza, desde entonces se distingue una raíz funky criolla que cultiva hasta hoy. Actualmente al frente de The Flaiting Project, su nuevo grupo, entrega sus especiales y personales canciones en el disco Sartén de estrellas.

Este carismático artista, presenta un cúmulo de influencias, estilos y géneros que en este trabajo se distinguen en cortes con aire afroperuano en "Me separé", la balada "Los caminos del amor" que mezcla sonidos pop -rock o aquel relajado pasaje del disco que se plasma en "A puro corazón". Y la rapeada se viene sin tregua en los tracks "Todas mis canciones" y "Pegadito a la ventana de la micro", que avanzan por los escollos de la vida citadina y personal.

Rojas además, se ha preocupado, como acontece hoy con varios exponentes de la nueva generación de músicos, de redescubrir y reflotar un interés por la cueca. Quizá como hijo de la Nueva Canción y las múltiples influencias adoptadas en su periplo involuntario por el mundo logra plasmar de manera magistral todas estas influencias y además agregarle esa nota criolla y picarona del pueblo chileno.

Que decir de las letras, hay pasajes notables de frases callejeras, sencillas y enamoradas. Conjunto de palabras que llevan a pensar en lo cotidiano: “vive tus sueños, vívelos bien, sube, sube… sube a tu nube” nos invitan a viajar por los íntimos rincones de la memoria personal. “Vuelvo a mirar tras tus gestos…todos es igual, nada nuevo para mí”, desencanto, desamor… “busco la señal para encontrar el momento perfecto” dan vida al plato que se fragua en el Sartén de Estrellas, plato que será complementado cuando se baje de la micro en busca de una pilsen y un completo, a pesar de haber pasado la barrera de los 40, como reza una de sus líricas.

El Sartén contiene ingredientes nuevos y otros cocinados desde ya hace varios años. Algunas canciones, por ejemplo "Pegado a la ventana de la micro", fueron grabadas hace una década y hoy plasmadas gracias a un selecto grupo de músicos que forman parte de su The Flaiting Project, Tilo González en la batería, el gran Jorge Campos pulsando las cuerdas del contrabajo, Magdalena Mathey, coros; Felipe Bravo en las 6 cuerdas y Federico Faure, en las bases del bajo.


Sartén de Estrellas, producido por Tilo González, baterista y compositor de Congreso, tiene un sello pulcro y cálido donde se reconocen texturas acústicas que hacen buen juego con la voz, profunda, suave, gentil de Mario Rojas. Una placa para descubrir una seguidilla de estilos finamente mezclada en 45 minutos de excelente música nacional.