sábado, noviembre 27, 2010

Santificado sea tu nombre

 
 "¿Les gusta el Heavy Metal"? preguntó Halford a la fanaticada chilena que se deshacía en gritos ante el Dios del Metal, que lucía perfectamente enchapado en tachas y cueros imponiéndose sólo con su presencia y la prestancia que le entregan la calidad de leyenda, genio y figura.


Rob Halford, aterrizó en el velódromo del Estadio Nacional en el marco de la gira que presenta su último disco solista "Made of Metal", para reencontrarse con una de sus hinchadas favoritas en todo el mundo, tal como él mismo lo ha manifestado, romance que comenzó en aquel lejano 2001 cuando teloneó la gira de Iron Maiden, Brave New World y que terminó siendo el número estrella de esa jornada.

Poco más de 3 mil metaleros asistieron a un recital que esperaba un lleno total pero en su contra confabuló la gran cantidad de estrellas que han visitado Santiago en los últimos meses, y la presentación de Rush 5 días antes en el estadio principal del  mismo recinto deportivo.

Como sea, los metaleros llegaron con el mejor ánimo de rock y llenaron el lugar de carteles y banderas respondiendo al anuncio que esa noche sería plasmada en un dvd oficial de la gira como tributo a los fieles que siguen al MetalGod, y el público no decepcionó. Cantó, saltó, cabeceó, gritó y coreó cada una de las canciones, levantando sus manos cada vez que fuera posible para venerar al icono inconfundible del heavy metal mundial.

Robert John Arthur Halford hizo un repaso por toda su carrera solista y uno que otro clásico de Judas Priest, material había de sobra y en ese sentido me parece que fue algo mezquino al hacer una selección que sólo duro una hora y media dejando con ganas de escuchar más de ese fantástico y genuino heavy metal, porque la presentación de Rob fue sencillamente brillante. A sus 59 años, el frontman de Judas Priest está cantando en su mejor nivel, como si todas estas décadas y miles de escenarios no hubiesen mermado un ápice en sus cuerdas vocales ni energía.



Todos sabemos que al hombre solo le basta levantar un dedo o dar unos pasos para meterse a la audiencia en el bolsillo. Y esa noche no fue la excepción, franqueado por esa maquinaria musical liderada por Roy Z, que avanzaba como un camión con remolque sin frenos por una bajada con dirección al infierno, simplemente le voló la cabeza a los presentes, que a pesar del reducido número se hicieron escuchar hasta sacar el mismísimo demonio de los sueños del averno.




Espero sinceramente que Halford pase nuevamente por estas tierras, con una mejor promoción y tiempo para juntar las lucas necesarias para que el estadio se llene y saludarlo como corresponde, en tanto desde ya agradecemos la deferencia que tiene con Chile y esperamos ansiosos la salida de ese DVD para demostrar al mundo porque somos la fanaticada preferida del Dios del Metal.









Fotos: Pablo Chacón/Ignacio Paz.